La «5» era de los negocios

Bienvenidos a la quinta era de negocios

Un hombre entra a una tienda de electrónicos sin saber qué modelo de cámara quiere, pero con la seguridad de que algún experto en camisa azul y pantalones caqui podrá asesorarlo. Al menos eso asegura la cadena de tiendas en su publicidad. Unas semanas atrás se había propuesto comprar una cámara de video, la que representara la mejor opción; y sería fácil encontrarla en la tienda de electrónicos más grande de Estados Unidos.

Richard, el dependiente, le hizo justicia a las prédicas publicitarias y puso su empeño en desglosar las características de todo su catálogo. Después de casi una hora de recibir información de cámaras, de descartar una, otra, y alguna más, el hombre llega tener cuatro cámaras frente a él. Todas ofrecen videograbación de calidad, sus precios rondan la misma franja, todas muestra un diseño atractivo y llevan estampados los nombre de marcas reconocidas. Cada una presume alguna ventaja marginal sobre las otras. A esas alturas, a Richard le da igual cuál se llevará. Lo cierto es que puede escoger cualquiera de las cuatro y seguramente obtendrá resultado satisfactorio; sin embargo, no busca algo meramente ‘satisfactorio’, busca algo más, aunque no sabe qué. ¿Algo diferente? ¿A qué? El hombre le insiste a Richard, cuyo rostro mantiene una sonrisa, aunque se le nota un cierto cansancio, y, sin perder el buen semblante, este responde: «Hay otra opción, pero no es nada comparable a estas, es un experimento nuevo de fanáticos de deportes extremos. Eso. Nada comparable. Experimento. Algo diferente. En ese momento el hombre entiende que la quinta era de los negocios ha llegado. Sobra decir que compró la cámara Go Pro que desde ese día lo acompaña en sus viajes, pasatiempos y vida profesional.

1. Era de la disponibilidad. En aquel entonces –pensemos en los inicios del siglo pasado– los negocios crecían gracias a que ofertaban un producto o servicio inexistente. En un mercado completamente virgen aparecen los primeros ofertantes de un producto y se adueñan de esa categoría, por lo tanto, su visión es monopólica y de control.

2. Era del costo. Cuando el monopolio de la era de la disponibilidad atrae la atención de otros jugadores, ávidos de llevarse una tajada del mercado, empieza un pleito de precios porque es el único diferenciador. Dado que el producto se percibe como un commodity, y los productos son a grandes rasgos los mismos, el consumidor elige en función de quién le ofrece el mejor precio.

3. Era de la calidad. Durante la guerra de precios de la era de costo, surgen competidores que se aprovechan de los otros y ofrecen productos de ínfima calidad para bajar todavía más y llevarse algunas victorias (por no decir la guerra como tal). Sin embargo, dichos productos provocan una desilusión y generan desconfianza en el cliente, moviéndolo entonces a una búsqueda insaciable de calidad. Los productos ganadores de la tercera era suelen ser los líderes con la calidad más alta. Pensemos en las frases de «garantía de por vida» como las grandes llaves históricas de esta era.

4. Era de la diferenciación. El mercado sigue con su evolución y aparecen tres o cuatro jugadores en los mercados importantes, bien posicionados, todos con calidad y con presupuesto de marketing para competir entre ellos. Cada categoría fija sus marcas conocidas, las cuales controlan la inversión publicitaria en el nicho y, por lo tanto, imponen barreras de entrada a los nuevos competidores. Las diferencias entre cada uno de los productos son apenas marginales, y se describen como los diferenciadores. Cada uno presume el suyo. Lo anterior provoca que el mercado se divida y nadie asuma el puesto de liderazgo con claridad

5. Era de la radi-calidad disruptiva. En la era actual de los negocios, una nueva realidad mediática provoca una reconfiguración del mercado. Los medios digitales impulsan la unión de tribus, las cuales interactúan en el mundo digital (además del físico) y se vuelven los verdaderos potenciadores de la comunicación en el mundo. Las nuevas generaciones perciben la publicidad como falsa y los diferenciadores marginales no son suficientes para competir en un mercado saturado de ofertas. En ese momento surge la oportunidad para la llegada de un nuevo jugador, aquél que pasa de las reglas establecidas y destruye la fórmula tradicional de valor.

La radi-calidad disruptiva es la era en la que los grandes ganadores son anteriores desconocidos. Es la era de las go- pro, los red bull, los cirque du soleil. Aquí se cumple todo lo histórico: los consumidores esperan disponibilidad inmediata, en costo mínimo, de gran calidad y sobre todo con un ingrediente de sorpresa que hace incomparables a los mercados.

• La era ya no respeta legados históricos.
• Si no sorprende a todo el mundo, entonces desaparece en la masa gris de contenidos.
• Olvidar la publicidad y el modelo de la fábrica de contenidos que adoctrina a la gente porque ya no funcionan.
• Las nuevas ofertas se apoyan en la tecnología como aliado en todas las etapas del negocio.
• El origen de la radi-calidad disruptiva está en que no solo se piensa en productos innovadores, sino que se regenera la organización desde su modelo de negocio y la forma en que entrega valor.
• Se privilegia el crecimiento sobre la rentabilidad.
• Los productos o empresas se vuelven poderosos en extremo con un grupo central de supe usuarios.
• Los productos surgen de un proceso de innovación continuo basado en experimentos controlados pero constantes. • Se abandona la idea de visión capitalista para mejor adoptar un propósito.
• La responsabilidad social y la contribución al mejoramiento de las condiciones sociales y ambientales es parte del ADN de la nueva organización de radi- calidad disruptiva.

Bienvenidos a la quinta era de los negocios. Si no están de acuerdo
 al leer las reglas que predicamos, seguro lo entenderán cuando surja ese competidor que entienda la radi-calidad disruptiva en su mercado y no quede más que reaccionar a la defensiva (y tardíamente).